Translated by Alicia Martorell
Dentro de tres días será Navidad. A pesar de la iluminación en la calle, las coronas de acebo en las puertas y los árboles festivos que se adivinan tras las ventanas, Héctor no siente a su alrededor la alegría y la excitación emoción de años anteriores. La magia de la Navidad ha desaparecido. La gente con la que se cruza ya no sonríe. Van a toda prisa de un punto a otro, murmuran apenas «buenos días» con la cabeza gacha y la mirada ausente. Incluso en casa el ambiente está cargado. Esta mañana estaba feliz de adornar el árbol con su madre, pero en cuanto empezaron a sacar las guirnaldas de las